Cargando...

Salutación a Alba

Ahí estaba yo, en medio de la nada, existiendo, carente de un cuerpo, solo conciencia que observa y siente en paz el momento...
Mi mamá había muerto y ya de noche, en casa empezaron a llegar visitas para dar el pésame, estar un rato con la familia; de diferentes partes llegaban y cuando terminó esto, fui a mi cuarto, mi cueva, a recostarme.
La muerte de mi madre no la experimenté como la de mi padre 10 años antes, pues ya había madurado algunas ideas y en esta ocasión pude comprobarlas, sin sufrir su partida, en paz conmigo mismo respecto a ella.
Estando acostado, aún con ropa, puse las manos en mi pecho y empecé a respirar profunda y tranquilamente, como al profundizar en meditación, cerrando los ojos, descansando.
Empecé a sentir que debajo de mis manos, de mi pecho emergía esta fuerza cual viento que incluso levantaba mis manos sin esfuerzo, una energía con luz propia y aún cuando no esperaba nada de esto, pude mantenerme atento, experimentando cada segundo.

Lo siguiente fue un impulso inmediato y me sentí volando a gran velocidad, en sentido al cielo, entrando al espacio, rodeado de estrellas que se veían como rayos de luz por la velocidad.
Al siguiente instante estaba estático, sin esfuerzo, simplemente estático, flotando en el espacio sideral.
No percibía el tiempo, peso, o nada relativo al cuerpo.
En ese estado de paz profunda, pensé que ahí podía crear lo que yo quisiera y levanté la idea de ver a mi madre nuevamente.
Inmediatamente inició un regreso igual de rápido del espacio a mi cama y ahí estaba sentada ella, sonriente, llena de emoción, como siempre...
Le abrace y felices estuvimos así, nos soltamos y miramos y pregunté cómo estaba, cómo se sentía, y me dijo que todo estaba bien, seguimos platicando sobre eso y después me dijo era momento de despedirnos.
Sin dolor, miedo, o nada parecido, en paz, feliz, dijimos nos vemos y yo volví a salir disparado velozmente al espacio.
Disfruté la experiencia de libertad y exclamé que tenía que volver.
Igual de rápido fluí del espacio hacia mi cuarto, y caí sobre mi cama, sentí que incluso rebote sobre ella y sintiendo mi cuerpo nuevamente, abrí los ojos y me quedé recordando lo que acababa de vivir.
El tiempo una vez más era presente. Me cambié para dormir ahora sí y me entregué al sueño.

Relato, no ficción.

Otras obras de Alejandro Ramirez Sosa...



Top