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La flor-estrella

En silencio y en distancia prudente,
parece que contemplo algo divino.
Aprecio una luz que de ti proviene
tal como una estrella en el cielo amigo.
 
Rodeada de oscuridad, resplandeces.
Eres luchadora, valiente y firme.
Verte en el firmamento fortalece
mi ánimo para todo lo sublime.
 
Eres un misterio en lo alto escondido
como una flor que brota en el desierto.
Contra el augurio, venciste al olvido.
Conquistaste el cruel mundo de los sueños.
 
Ahí en la batalla das gran pelea.
Como amazona, eres fuerte y audaz,
mas delicada como rosa bella.
¡Guerrera y angelical y aún más!
 
Me sorprendo al contemplar tus hazañas.
Contigo, me siento un niño en la guerra.
¿Puedo acaso comparar mis batallas?
Tu destreza y desplante me superan.
 
Todos los días deben aplaudirte:
“¡Qué fuerzas en ti habitan, dulce flor!”
¿Pero es fuerza o no lo que te hace firme?
Las rosas llevan espinas de amor.
 
Como astro en el cielo nocturno, brillas.
Al Edén vuelas, criatura de Dios.
Creo ver en tus labios y rodillas
súplicas al Señor por bendición.
 
Como astro en el cielo nocturno, cantas
esperando el buen alba que ilumina.
Suplicas con fuerza y das la batalla,
mas siempre ruegas, porque necesitas.
 
De seguro hay días tristes que lloras.
Tal vez ésos son los días de lluvia.
Si el cielo es tu mirada, de ahí brotan
esas gotas que son lágrimas tuyas.
 
Rodeada de amigos, apoyo tienes.
No luchas sola esta batalla entera.
Sin embargo, los amigos no pueden
llenar el vacío entre las estrellas.
 
En los días solitarios es triste
no contar con ese apapacho bueno.
La soledad entra y echa raíces,
pues no hay nadie, nadie que sea tierno.
 
Pero en el silencio del abandono,
la brisa divina es quien te sostiene.
Tal vez por eso, flor, eres de oro
entre estrellas y esas nubes de reyes.
 
Y se nota en tu preciosa sonrisa
que el Altísimo te ayuda y serena.
¿Cómo explicar, si no, que la más linda
luna se encuentre en tu alma buena?
 
¡Sonríe! ¡Por favor, siempre sonríe!
Yo necesito tu linda sonrisa.
Tierna flor, con tu sonrisa me heriste.
Por eso te suplico: ¡no desistas!
 
Todo lo que digo es en la distancia.
Eres un misterio, estrella del cielo.
Trato yo de adivinar tus andanzas.
Como astrónomo, de lejos te observo.
 
Mas la batalla que en el cielo admiro
de una flor-estrella contra el siniestro
me concede razón en lo que digo:
me da la razón en que eres de fuego.
 
¡Adelante guerrera! Estoy contigo,
aunque lejos hoy me encuentro de ti.
Aunque lejos, si me uno a lo divino,
con fuerza te ayudaré a combatir.
 
Si un día al cielo llego y te conozco,
paseemos por las nubes de la mano.
Y no te ocultes. Muéstrame tu rostro,
pues toda flor merece buen cuidado.
 
Si un granito de arena yo aportara
en hacerte más feliz, flor-estrella,
con tu sonrisa me sabré pagado,
porque tu sonrisa es de las más bellas.

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