(Al físico Adolfo Orozco Torres)
(1998)
Estudié lengua y literatura hispánicas en la Facultad de filosofía y letras de la UNAM; la facultad vecina es la de Leyes y tenía muchos amigos ahí. Los futuros abogados penalistas, deben presenciar autopsias y tener nociones de medicina forense. Por juntarme con ellos presencié tres necropsias. Es muy impresionante, ver la disección de cuerpos humanos me dio la idea para este poema.
El físico Adolfo Orozco Torres es un gran investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM y además es un hombre de profunda fe en Dios. Lo admiro por ambas cosas y por eso le dediqué el poema.