Que tu viaje depare mil venturas.
Las dichas se acumulen en el diario
que registra el complejo itinerario
de blancas hojas y alegrías futuras.
Seas tibio sol con tus miradas puras
y alumbres tu camino legendario.
Tu fe sea ese motor extraordinario
que te impulse en las sendas más oscuras.
Dios ha de encaminarte en el sendero,
ligera y con hatillo por maleta
¿qué más si es El Señor tu Compañero?
Llévate estas palabras de un poeta:
“Llegar es lo esencial, no estar primero”. *
¡Muy buena travesía bella Julieta!