#EscritoresMexicanos
Por ti, por ti, clamaba cuando sur… infernal arquetipo, del hondo Ereb… con tus neutros encantos, tu faz d… tus senos pectorales, y a mí vinis… Sombra y luz, yema y polen a un ti…
“El agua toma siempre la forma de… que la contienen”, dicen las cienc… atisban y pretenden analizarme en… yo soy la resignada por excelencia… ¿No ves que a cada instante mi for…
La muerte nada quiere con los tris… Subrepticia y astuta, aguarda a que riamos para abrirnos la tumba y, con su dedo trágico, de pronto
Adoremos las carnes de marfiles, doremos los rostros de perfiles arcaicos: aristócrata presea; las frentes de oro pálido bañadas, las manos de falanges prolongadas,
Después de aquella brava agonía, ya me resigno..., ¡sereno estoy! Yo, que con ella nada pedía, hoy, ya sin ella, sólo querría ser noble y bueno... ¡mientras me…
Ha muchos años que busco el yermo, ha muchos años que vivo triste, ha muchos años que estoy enfermo, ¡y es por el libro que tú escribis… ¡Oh Kempis, antes de leerte amaba
Señor, piedad de mí porque no pued… consolarme... Lo intento, mas en v… Me sometí a tu ley porque eras fue… ¡El fuerte de los fuertes!... Per… es mi resignación sólo impotencia
Bardos de frente sombría y de perfil desprendido de alguna vieja medalla; los de la gran señoría, los de mirar distraído,
Crepitan ya las velas en la ría; tú ¿por qué no te embarcas, alma m… —Porque Dios no lo quiere todavía… —Mira: piadosamente las estrellas nos envían sus trémulas centellas.…
Espacio y tiempo, barrotes de la jaula en que el ánima, princesa encantada, está hilando, hilando cerca
Para calmar a veces un poco el sob… el invencible anhelo de volverte a… me imagino que viajas por un país… de donde es muy difícil, ¡muy difí… Así mi desconsuelo, tan hondo, se…
¡Dios no ha de devolvértela porque… Mientras tú vas y vienes por la ca… vacía; mientras gimes, la pobre está pudriéndose en su ag… ¡Ya todo es imposible!
¡Qué despiadados son en su callar los muertos! Con razón todo mutismo trágico y glacial, todo silencio sin apelación
Al oír tu dulce acento me subyuga la emoción, y en un mudo arrobamiento se arrodilla el pensamiento y palpita el corazón...
Sí, yo amaba lo azul con ardimient… las montañas excelsas, los sutiles crespones de zafir del firmamento, el piélago sin fin, cuyo lamento arrulló mis ensueños juveniles.