Andrés, Mar y Montaña

Como en un monólogo

Escrito el 10 de octubre de 2022 en Arroyo de Piedra, en el hotel Playa luna, habitación 208. Andrea y Roxan me acompañaron. Este mensaje fue añadido el domingo 18 de dic. de 22, en mi casa. A eso de las 3:29, noctambulo al fin.
Como en un monólogo.

Pocas experiencias me han parecido tan placenteras como sentir el mar, aunque no lo esté viendo. Sentarme en una silla playera, con un vaso de refresco a la derecha, escuchando en plena madrugada unas aves que no distingo, pero que se me hacen familiares. Sintiendo la suave brisa que roza, que se esparce desde los adentros del mar, que se inmiscuye hasta en los huesos y cuando tratas de escribir te roba las palabras. Pocas cosas como esas.
A menos de quinientos metros; el mar. A menos de dos pasos una multitud de palmeras que como guardianas ancestrales me cobijan. La brisa arrastra los males de otros mundos, mientras yo los espero y quito el refresco del asiento para agasajarlos, pero con temor. Con miedo del propio.
A mis espaldas un cuarto de hotel con un par de camas vacías ocupadas por personas, después de eso no hay nada más. Un terreno baldío, un lugar que bajo la luz de la luna no tiene sombras, escondrijo ni fin, un lugar que conozco solo por las noches.
Estoy en el balcón de nuestra habitación, las palmeras que me guardan también me preocupan. Se mueven demasiado sus hojas puntiagudas cuando entran y salen los murciélagos de su entraña seca.

Muy bonita experiencia, pero soy mortal y me cagué del susto, me encerré a dormir.

Piaciuto o affrontato da...
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