Qué linda la mar en calma
con el vaivén de las olas
mientras, tu barca pesquera
encallaba entre sus rocas.
¿Tropiezo, azar o destino?
¿Quién llamó a la tempestad?
Tal vez tus peces perdidos,
quizá sus ganas de amar.
Pescador, mar y tormenta
comulgan en unidad
entre tanto, el rumbo pierdes.
Eres náufrago sin más.
Ya sin barca, sólo aquellos
que tanto ansiabas pescar.