A.r.man.d.o

Nimias emociones.

Disfrute de años imaginarios  con personas que robaron mi aire.
 
Practiqué tanto el control de mis sentimientos que perdí la habilidad para expresarlos.
 
Decidí arrancarme el deseo y reemplazarlo con penitencia rigurosa de fidelidad.
 
Quise a los que comprendieron mis calvarios, amé a los que acompañaron mi soledad.
 
Todo se trataba de gozo y tristeza.

El amante japonés

Otras obras de A.r.man.d.o ...



Arriba