DUDAS
DUDAS
La tarde se me antoja melancólica,
no soy yo, es tu ausencia en los pasillos
donde el mirto dispensaba el perfume
que tu cuerpo atrapaba al caminar.
El crepúsculo espera en la tibieza
del tálamo, testigo del encuentro;
citas inaplazables y fantásticas horas;
mientras en el solar los trinos son arrullo.
Eran tardes de dudas y promesas.
Tu cuerpo me envolvía en sus efluvios,
en cada cita de encuentros pasionales.
¿Quién si no tú habría de conquistarme?
La tarde se me antoja melancólica,
vacío el tálamo, la espera se eterniza,
ni el mirto ni los pájaros han vuelto
a aromar los pasillos o el solar rumoroso.
Puede que vuelvas renovada de hortensias.
Pero no habrá reproches en la casa silente,
quizás del mirto y de algunas abejas
que en el solar moraban su vigilia.
