Cuando nuestro silencio se deshoje como en ociosa mano un crisantemo, ya no será mi voz esa que escoge para decir su angustia el bien sup… Y si otra vez en esta vida blanca

Fin he puesto al tumulto pasionari… La tormenta sombría de mi alma se aclara en una inmarcesible calm… Y aquí estoy: ¡para siempre solita… ¿Esto es lo inevitable? ¡No! Yo h…

¿Entonces sigue mi infeliz suspiro superviviente luz de estrella ause… o los mirajes de mi propia frente como el viajero del desierto miro? ¿Es una de esas formas que un abra…

Tranquilo y majestuoso río ha sido mi Silencio en que nace mi labor como un nenúfar; y el mejor favor que me concedo es el pasar sin rui… Y un igual sentimiento hay en mi a…

Mientras la tarde ponga la diadema de su fulgor letárgico y tranquilo… moribunda gloriola, en la suprema fronda del tilo; mientras mi sentimiento tenga asil…

Como es de amantes necesaria usanz… huir la compañía y el ruïdo, vagaba en sitio solo y escondido como en floresta umbría un ciervo… Y a fe, que aunque cansado de espe…

Cubra tu forma de ánfora un sudari… lleva en la mano el arlequín de pa… del deseo difunto y desencaja de ti misma el impulso pasionario. Y anima en tu atavío funerario

A los pies de los álamos la brisa aquí y allá las hojas secas junta; claro el retoño en la corteza apun… como la dentadura en la sonrisa. En la paz de la hora, meridiano

Tornasolando el flanco a su sinuos… paso va el tigre suave como un ver… y la ferocidad pule cual terso topacio el ojo seco y vigoroso. Y despereza el músculo alevoso

Manos arbitradoras de destino, que ahora entrelacé sobre mi pecho como es de arrepentidos el derecho… sobre vosotras la mirada inclino. Nunca os había visto, manos mías,

Antes, sin conocer la delicada felicidad de mi dolor, decía: ¡Dios quiera que se acerque pronto… que esté de olvido el alma traspas… Hoy, pensando en aquella fantasía,

Múltiple vez he visto en la novela que los del mal de todos guardan u… prenda que en todo plazo les revel… la pasada fortuna. De cabellera que no más es bruna

Toma mi oro, pasajero, y tú, no importa qué mujer, mi juventud. Pues toda la riqueza más querida, mi riqueza mejor, está perdida. Y todo lo demás no importa nada:

Será una tarde gris y suave como todas las otras tardes que se ven, con su poco de sombra, con su asom… de tristeza... ¿por quién? Y nada bello habrá de nuevo, nada:

Sobre la dura hoja de un agave vi esta tarde enlazadas iniciales, dos letras —¿de qué mano? ¡Dios lo… unidas como manos de mortales. Que ya han muerto tal vez. O son…