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La urna: 70

Si yo nací para más alta empresa
que arrojar el honor de mis deseos
a los ligeros pies de una belleza,
como se echaba el guante en los torneos,
 
me avergüenza mirarme en este instante
aperezado en la amorosa idea,
y mientras el espíritu oscilante,
sin sufrir por los otros, nada crea.
 
Pero si yo nací para ir siguiendo
como en un valle de silencio y calma,
el fuego fatuo que yo mismo enciendo,
 
déjame con la frente pensativa
contemplando en el prado de mi alma
la estela de la llama fugitiva.
Preferido o celebrado por...
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