A Ricardo
Cierta noche negra como las mismísimas tinieblas escribía llorando de furia, encerrado en una cueva, marcando la diferencia entre un alcohólico y un perdido poeta, los cuervos me asechan, ellos saben que están viendo a su próxima cena.
Salen mis mas enfermos y perturbadores pensamientos en un trozo de papel al tener al lápiz a mi voluntad ¿O sera que yo estoy a la voluntad del lápiz?