el animal poseedor de mi furia y mente,
Poseedor de mi valentía y mis osadías,
El animal demente me ciega y enloquecia,
No escucha, solo ataca, cruelmente.
Luchó por paciguar su rebeldía
Pero no escucha, ni duerme,
¿Atacar? Quien se atrevería
¿el más ágil o el más inteligente?
El agua no paga su calor
Y su dolor aun no desaparecido.
Lo peor, el animal no ha socumbido
Y nadie frena su furor.