Más vil que un lupanar la carnicería rubrica como una afr… Sobre el dintel una ciega cabeza de vaca preside el aquelarre

Ahí están los jardines, los templo… la recta música y las rectas palab… los sesenta y cuatro hexagramas, los ritos que son la única sabidur… que otorga el Firmamento a los hom…

Bruma de oro, el Occidente alumbr… la ventana. El asiduo manuscrito aguarda, ya cargado de infinito. Alguien construye a Dios en la pe… Un hombre engendra a Dios. Es un…

No quedará en la noche una estrell… No quedará la noche. Moriré y conmigo la suma del intolerable universo. Borraré las pirámides, las medalla…

Soy descendiente de Juan de Garay, fundador de la ciudad de Buenos Aires, y de Cabrera, fundador de la ciudad de Córdoba. Desciendo de conquistadores españoles y luego de soldados argen...

Nadie en la noche indescifrable te… Que yo me pierda entre las negras… Del parque, donde tejen su sistema Propicio a los nostálgicos amores. O al ocio de las tardes, la secret…

El madrejón desnudo ya sin una sed… y la luna perdida en el frío del a… y el campo muerto de hambre, pobre… El coche se hamacaba rezongando la… un galerón enfático, enorme, funer…

Ahí está lo que fue: la terca espa… del sajón y su métrica de hierro, los mares y las islas del destierr… del hijo de Laertes, la dorada luna del persa y los sin fin jardi…

Menos copiosa que cierta enciclopedia china que abarca mil veintiocho tomos de doscientas páginas en octavo cada uno, la nueva Enciclopedia Francesa que dirige, rodeado de especialistas...

Una famosa página de Blake hace del tigre un fuego que resplandece y un arquetipo eterno del mal; prefiero aquella sentencia de Chesterton, que lo define como símbolo de terrible elegan...

Tarde que socavó nuestro adiós. Tarde acerada y deleitosa y monstr… Tarde cuando vivieron nuestros lab… El tiempo inevitable se desbordaba sobre el abrazo inútil.

Ya somos el olvido que seremos. El polvo elemental que nos ignora y que fue el rojo Adán y que es ah… todos los hombres y los que seremo… Ya somos en la tumba las dos fecha…

Mi destino es la lengua castellana… El bronce de Francisco de Quevedo… Pero en la lenta noche caminada, Me exaltan otras músicas más íntim… Alguna me fue dada por la sangre—