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Ideas

Las ideas más persistentes son las menos
proclives a resaltar, en un plan de mantenimiento de la posesión de un éxtasis
que arranca tan súbitamente como frena,
el testimonio aboga por una furtiva caza
de indefensos venados, es el hecho de
la incapacidad de resolver su fuga personal
a la tierra de los escalofríos, que contagian
enfermedades rítmicas, de exótico plumaje
y afrutado sabor, varapalos de candiles que
no llamean en una noche lobera, no es
suficiente el mecanismo sin la eficacia
nacida al constante flujo enmarañado, con
el que tercia el variopinto camaleón en los
atardeceres tropicales.
 
Expulsados a la tierra, a la tierra salvaje de los antepasados y de la penuria, nuestro
ejemplar comportamiento radica en la
satisfacción de los instintos, mediante la
dictadura de la ambigüedad expresada en
términos de suficiencia y no suficiencia,
al palidecer el sol tras la montaña de los
primeros huracanes. Contarte al oído mentiras para después decirte en los labios
verdades, mujer de vastas praderas hecha
a tus hijos a caminar delante de la compulsión, madruga al vistazo de la
primera luz cuando aún siguen encendidas
las farolas y dime, dime si logras ver el
reflejo de tus ojos, en el atroz cielo que
come estrellas y planetas, toma refugio de
quien manosea la mañana con perdigones,
al tiempo que deshaces las maletas de creerte
por tí misma en tí misma, justificada ante
la erosión de las rocas marítimas.
Preferido o celebrado por...
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