Podría ser tu hechicero, podría ser de acero y tragarme tus pestañas como pájaro loco, carpintero, en árbol deseado y dejar para hoy lo que puedo hacer mañana. No me des un beso que sabe a raticida, córtate las uñas que te pareces a una bruja, crees que tienes las cosas claras, pregúntale a un arbusto hasta donde llegan sus raíces. A mí no me vengas con cuentos chinos ya me los sé todos, tantas veces me engañaron, tantas veces caí en la trampa del muchacho pobre infeliz, y hubiese muerto por una mariposa y aquí estoy, comiéndome los deseos a mordiscos porque tengo claro que yo no puedo jugar con nadie, yo no soy un cabrón, además ningún hueso caería en la trampa.
Me gusta mucho tu pelo en el mar y cuando sales del agua echarte una toalla por encima, porque no hace demasiado calor y puedes resfriarte, ten cuidado. Vamos a hacer un largo viaje en una caravana, llegaremos hasta donde perdamos los nervios, yo ya los perdí, así que no comenzaremos el viaje, si encontrara una forma de liberarme de mis paranoias, no es que no pueda vivir con ellas, pero todo lo que empiezo bien o mal, si es mal pues mal, y si es bien acaba siendo mal también, así que si tuviese un hueso le haría daño sin querer, pero le haría daño, porque los niños no lo hacemos a propósito, pero nos falta cabeza.
Aletas de gorrión, puños de marfil. Si te cruzas conmigo ignórame, sé que lo harás, me haces daño y no es tu culpa, soy yo que no sé digerir las indigestiones. Bastantes estrellas hay ya en el cielo para que yo quiera poner una más, tú te lo mereces pero yo hace mucho tiempo que me olvidé de hacer magia. Las noches enteras son para tí, los días completos para tu deleite, pude en la fragua, forjar una espada indestructible pero no quiero navajas, quiero méritos, para llegar a la falda de la montaña donde esperan los excursionistas. Me voy con ellos, me voy con ellos, uno o dos días, darme un respiro, o mejor darte un respiro que aunque no hable contigo no dejo de pensar en tí.
¿Eran saetas las de Cupido? A mí me ametrallearon con balas de gran calibre especial, no se por qué, yo no soy libre. En el amor tengo mal olfato porque siendo tan pequeño me interesan más las casetas y los gatos y en carnaval ir a pedir el aguinaldo, uy que de golosinas compraremos, te guardaré algunas para poder comerlas juntos, tal vez en la playa.
Una vez vi una estrella fugaz y mi deseo fue una mariposa y se cumplió. Hace poco vi otra y mi deseo fue un hueso y salió rana, aunque el tiempo, el tiempo, es relativo, pero es que renunciar a ser niño, a jugar con las palabras aunque diga mamarrachadas, con los elementos y las irresponsabilidades. Soy un cabrón, eso es lo que soy, tengo miedo, miedo, miedo, por eso no tengo hueso.
La poesía está muerta, muerta, muerta, muerta, mucho más que muerta, ¿podré revivirla?, ah que aspiraciones, las obsesiones de un loco fortunato pero a veces es jodidamente verdad, lo mejor se queda en la cocina, y si yo fuese reconocido como autor podría a lo mejor tener un hueso, un hueso culto, si los hay vamos o por lo menos que le interese la locura. Loc, loc, loc, loco. A dónde vas pringado si se ve a kilómetros que eres un trazas, que te faltan siete veranos, que no, hombre, que no, que ellas son normales, no ves como se ríen de tí y a la mínima te dan la patada. Sí, la patada, un hueso que soñé (era solo un sueño) buscó la misma mínima oportunidad para alejarse de mí, y eso que se decía gran amiga mía, ay huesecillo soñado.
De chalados está el mundo lleno, y el gran chalado los domina, dominante no hay dominio, se hace dominio al dominar.
Cuanta falsedad en esa sed de cápsulas, ahora la luna está más cerca, casi la puedo tocar, y pensar que se me ocultó que era el hueso de otro durante tanto tiempo, aunque yo ya lo sabía, a manos llenas, yo ya lo sabía, destornillador en quema, para sacar los tornillos helados, como aquel que me invitaste un día casualmente que estaba a tu lado, cualquier cosa, cualquier cosa.