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La Costilla De Adán (Parte 5)

Te contaré un secreto que solo saben las mazmorras: Estoy loco. Te contaré un secreto a voces que conocen hasta en Moscú: Estoy loco. Y como es eso. Pues estándolo, toda la vida sin hueso. Que puedo hacer, llorar porque estoy enfermo y me espera una vida llena de complicaciones, pues sí, pues no, que caiga un chaparrón, encima de mi macarrón, de tu lenteja traviesa, veis que caigo en lo soez, pero es que no lo puedo remediar, locura, sexo, van tan unidos, hueso de mierda, hijo de puta. Lo siento, lo siento, me dejé llevar, pero es que todo me sale mal, de verdad, ni una bien y por eso perdí su amistad, por dejarme llevar, por eso esto es un simulacro.
Prima, que se quema la tortilla, haber que comemos luego, tú la boca de tu novio y yo flores, flores de azúcar y miel doradas por el sol expresamente para mí, para el niño pequeño que soy, aunque tenga violencia de adulto de los malos. Conspiración. Conspiración.
De nadie contra mí, me lo busqué yo solito, por hacer el tontito, aunque de mala suerte tuve un ratito y es que no siempre viene Pérez, el ratoncito a traer locuras y serpientes a cambio de dientes. Busco una vara que me guíe, un soporte que me aguante, alguien que me escuche y no se escandalice, y eso, eso, dónde encontrarlo, tarea casi imposible, la vara, el soporte, bien, pero... el escandalo, que de resultas, si llegase, algún día a publicar, no pienso darte el pan consagrado, armar jaleo en el templo sagrado, que no, que no, que misericordia es y todo lo comprende hasta la decisión que pudiese tomar yo.
Qué, robamos el cepillo y nos tomamos algo en el castillo, un lugar precioso en lo alto de la colina, desde donde se ve toda la verde pradera y los huesos que allí fueron prometidos. ¿Nadie conoce la leyenda de la atalaya? Cuenta que un centinela lanzó una guadaña para mostrarle que no le tenía miedo a la muerte y solo creía en el amor del hueso que le tocó en suerte, pues bien, al séptimo día, el hueso, enfermó, el centinela suplicándole a la muerte clamó, llévame a mí señora mía deja a esta doncella con vida que ella en nada os ha tentado a vos, entonces la muerte ante llanto desconsolado, vencida no pudo ocultar un poquito de su corazón, y el sepulcro así abrió junto para los dos. ¿Y crees qué un cepillo nos va a condenar, si el Señor misericordia del centinela tuvo y desde entonces con su hueso espera la resurrección seguro? A lo mejor al acostarte esta noche tu último pensamiento es para mí... no, duerme con los angelitos, que yo con ellos vigilo y te protejo, hueso mío.
Un huracán de tormenta de nieve cayó sobre las espaldas de un gigante, yo llamé a mi amigo el sol para que le prestase ayuda no fuese a ser congelado, y es que es suerte ser amigo de los astros, y más del astro rey, que gobierna con firme ley, ¡espera a ver! que bonita es la luz del día, y yo escribo nocturno con Febo marcándome el rumbo, casi siempre a tirones y es que yo lo intento.
Aceituna, aceituna, aceituna con premio, ¿dónde están las de tu gremio? Quién fue el listo que me dió este cacahuete, los sucedáneos os los podéis, ya sabéis. Tú eras mía y yo era tuyo, soñábamos juntos en arrebato pero a este sueño le salió un contrato, todo lo mío era suyo. Ese talento tan mezquino que tienes, fueras y te comprarías un par de zapatos que todo lo gastas en vanos regalos, caros perfumes para quien entienda de olores. Ella solo comprende el sabor de las flores en su boca de caramelo que por cierto es tuya, pero estoy vacunado, vacunado la hoja al cuello y las cuchillas a las manos, sería tontería, por no encontrar hueso, sin hueso estoy, sin hueso me quedo, quizás... algún día pueda yo celebrar un banquete con un hueso que me ame de corazón, sería el más grande regalo, el más grande don que recibir pudiera.
Alguna vez he espantado a una cría de búfalo, dicen que su carne es muy sabrosa y tengo miedo que la cacen, así te espantaría yo hasta que me quisieses pero como es imposible esto es lo que te pido, sal, y haz la corte al chaval que más te guste. Otoño, otoño, otoño, paseo con abrigo y con gorro en estos atardeceres tan estremecedores donde se combinan el brillo y los colores, que suerte, pero no me estoy quejando, eh, a cada cual lo suyo, si a mí me tocó vivir en soledad espero mi vida sea también más breve.
Catalogas a todos por igual, guapo, feo, feo, guapo, no das juego a la imparcialidad, igual que Quasimodo soy te sorprendo aunque no creo, porque lo que tengo de feo, lo tengo de idiota, pintoresca hada de dibujos animados enamoras a todos con tu presencia y la cruel de tí es todo indiferencia, creyéndose la única que no tiene para dos. Mayor pecador soy yo, lo confieso, sin miedo del que se sabe enganchado al tren que sube al cielo, aunque a lo mejor también, es posible huesecillo mío, no sea probable.

Todas las partes de La Costilla De Adán están escritas de seguido bajo la forma de escritura automática

#Adán #costilla #Eva

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