Loading...

Manicomio

PRIMERO

Pasaron, pasaron años, y muchas poesías y novelas. Y yo sigo aquí como al principio. Tal que el mundo no hubiese recibido una sola de mis palabras, de mis frases, de mis ideas. O pueda ser yo diferente, y por eso me guardan olvidado en un manicomio. Eso es, exactamente eso es.

SEGUNDO

Tanta lucha, tanta guerra, para acabar exento de vida y de dignidad. El tiempo y la memoria del tiempo, que es ajena a los hombres y a sus perversiones, librará mi causa y me eximirá de esta prueba infame, donde muero cada vez un poco más y muy abundante. Porque libre de culpa estoy, y esto lo conoce aquello que lo ha de conocer, y como un justo seré juzgado y por ello seré liberado, liberto.

TERCERO

No me gusta evocar las acciones de la máquina, es vengativa y ultrajante. Prefiero centrarme en mí, aunque sea complicado sustraerse al influjo diabólico de los zombies y sus aparatos malignos. He sido cauto y expeditivo, he manejado y recorrido con fluidez el camino torcido que carecía de remedio. Y ahora resulta que el remedio es el principio. El principio, enfermo patrimonio de ellos que están locos. Y es un círculo infecto que se muerde a sí mismo y que tiene el área sucia y las líneas manchadas. Aquí yo en el medio, en el manicomio.

CUARTO

Doy paseítos sin rumbo y converso con los paseítos, son en redondo y en un espacio limitado por la inconsistencia, nimio. No paro sentado ni me mantengo con fuerza de pie, y es en esos paseítos donde se me hace más patente el manicomio, un infierno. Por otro lado no hay mucho más que hacer, comer, cagar y dormir ¿porque para quién te has de adecentar?, ¿para el diablo? No, por Dios.

QUINTO

Me han provocado una enfermedad para morderse la cola, de una previa enfermedad imaginaria, y ahora dicen que todo está bien, que todo está en su sitio. Es una inconmovible e inamovible conjetura criminal, y ya me tienen donde han siempre querido, en el principio, en el principio de su error, que no lamentan ni proponen.

SEXTO

Fumar, comer, cagar, dormir. Y vuelta a dar paseítos en redondo igual que una polilla atraída por una hoguera de ignición, malévola. La vida que graciosa es en un manicomio, ¿a quién se le ocurre denominarla así? Sí es desesperación, desamparo, muerte. Es la constante, un giro sobre sí mismo, sobre la nada, sobre el vacío, sobre la mierda. Y el tema se repite y se reitera, hasta la disolución del cuerpo en una libertad sin sentido ni sensación.

SÉPTIMO

Y los locos condenados en sus expuestas costumbres, profundas en una superficie sucia, tal charco de defecaciones y pensar obsoleto. Y aquí me tienen a mí, afuera, fuera del mundo y de la vida, regalado en excrementos que no me pertenecen, pero que me como, como una buena víctima, propensa a los golpes y a las vejaciones. Y eso es por algo que no pasaréis, el camello por el famoso ojo de la aguja, no habrá de dejaros sitio ni lugar donde habitar. Hay una verdad única y yo soy el depositario, el poseedor de esa verdad.

Liked or faved by...
Other works by Borja Parra...



Top