EL PROGRESO
EL PROGRESO
Una chispa de luz fue suficiente
que alumbrara la noche del inicio,
cuando errabundo por la tierra andaba
el viejo abuelo de la especie humana,
para que por milagro comenzara
un camino de triunfos y victorias.
Antes de que llegara ese comienzo
los árboles no habían florecido
y las grande criaturas deambulan
por praderas de pinos y de helechos;
la tímida palabra agazapada,
en oscuros recodos del cerebro,
aguardaba callada su minuto
para saltar alada y cantarina.
La hoguera protectora no alumbraba
las lóbregas cavernas del abuelo,
que brindaba sus carnes a las fieras
sin encontrar remedio a sus congojas:
sin luz, desprotegido y sin palabra,
saltó, brioso, de pronto al escenario
y en el instante se mutó la Historia:
dejó el coro y tomó el protagonismo.
De esos tiempos, en años posteriores,
ha subido peldaño tras peldaño,
conquistando las ciencias y las artes
para llegar hasta el umbral del cielo,
buscando la razón de su comienzo,
y el valor de su lucha y sus desvelos
de la mano de un Ser que lo impulsaba
sin decirle, al principio, los motivos
que tuvo para siempre conducirlo,
pues no le había dicho todavía
que era hijo preferido de su hechura,
heredero de todos los secretos
que en sus entrañas guarda el Universo.
¡Aquí estamos, Padre y Gran Arquitecto¡oyendo a los que van en la vanguardia
que sólo Tú eres superior al hombre.
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