Era una hermosa noche en una plaza dos personas comenzaban a amarse, acompañados de Peter Pan, Wendy y seres que los rodeaban, hablaron hasta casi el alba de sus pasados, del presente, de música, libros, magia, pero por sobre todo de sus miedos. Esos miedos que uno siempre tiene al comenzar algo nuevo y más cuando es al iniciar un encuentro con otra persona, miedo de entregarse y salir lastimado, pero son riegos que uno tiene que correr. Él le hablaba con dulzura y tranquilidad que le dio a ella seguridad para juntos afrontarlos y dejar fluir ese sentimiento que crecía en ellos a cada instante.
Esa noche ella le dio un obsequio símbolo de que se comprometía a correr el riesgo, a afrontar sus miedos y dar la oportunidad de lo que comenzó con un simple mensaje y se concretó en una noche y dos bares. Esa noche se convirtió en realidad, su realidad.