Boina y Rire
Diversas Facetas de un Rostro Aterciopelado - 2022
Ahí va un moai con boina,
caminando en la isla de pascua,
con un habano en su mano.
Ciegamente confía en el fuego de su mechero,
fue su mal chiste, el regalo de otros seres
que se inmortalizaron en piedra
aunque él tuvo la maldición de quedarse debajo de la tierra
y lograr salvarse.
Va festejando porque se cansó de encontrarle defectos a su vida,
queriéndose alejar de sentir de más, sonriendo.
Por las tardes toca el violín, por las mañanas lee un periódico
que le trae una cigüeña, a la siesta se tira en el pasto a fumar puros
y por las noches mira las constelaciones
hasta quedarse profundamente dormido,
esperando para repetir en la mañana siguiente.
Se rumorea que vivió toda su vida solo,
el violín lo construyó él con un manual
que llegó a sus manos un martes cualquiera,
y lo aprendió a tocar por intuición,
siempre ha sido bueno para eso.
Los puros se los arma con una planta de tabaco que está
cerca de su hogar y explota a más no poder.
Otros dicen que una vez tuvo un pequeño perrito al que llamó
Rire, que falleció por vejez, es que el moai tiene casi mil años.
Tira lágrimas al cielo a las 8, pidiendo clemencia
y supone ser feliz el resto del tiempo.
Sigue al sol y tiene planeado algún día emprender una
aventura hacia la estrella, y quemarse.
¿Quién se supone que es? Aunque ni él lo sepa,
no es algo que lo perturba
¿Para qué vino a este mundo, cuál es su fín?
¿Tiene algún destino marcado?
Son solo algunas de las preguntas que toda su vida se hizo
pero al momento las supo evitar.
Ahí está, míralo, es un moai con boina
a punto de prenderse un puro.
