#Españoles #Mujeres (1959) Los de hija la monólogos
Yo misma reclamando a los arcángel… ¿qué soy más que una voz descompas… La tierra suma tierras sin raíces, oscuros vendavales de tormentas... Los cuerpos van sin alma, son tan…
Es igual que reír dentro de una ca… sin el aire, ni oírte, ni saber a… Con gesto vas gastando la noche de… y yo te transparento: soy tú para… No se acaban tus ojos; son los otr…
Sobre la eterna piedra del mundo t… la traza débil, fresca, de tu desn… Todo es muy duro y agrio, se rebel… y te alzas tan joven y segura, tan… No es verdad que las flores luchen…
¡Qué sorpresa tu cuerpo, qué inefa… Ser todo esto tuyo, poder gozar de… sin haberlo soñado, sin que nunca un ligero esperar prometiera la di… Esta dicha de fuego que vacía tu t…
Es mía y no mía la muerte. Es la muerte de los que nacieron c… y cansados de ver morir o de matar… van muriéndose en cuerpos que se r… a dejar de ser vivos.
He vuelto por el camino sin yerba. Voy al río en busca de mi sombra. Qué soledad sellada de luna fría. Qué soledad de agua sin sirenas ro… Qué soledad de pinos ácidos, erran…
Clavan su presencia palpitante sobre un oro cansado de ceniza, pájaros oscuros que se mecen en el dorso del agua estremecida. Silencios sus gargantas amontonan,
Esos hombres del violín llevan su… como la vena firme de una canción… Van celándola dulces, con los ojos… todos brasa y suspiro del ensueño… diminuto rocío de aprisionadas flo…
Declaro que se ha muerto y que su… está dentro de mí; soy su mortaja. A nadie se enteró porque su tránsi… descanso fue de locas esperanzas. Rodean el contorno de esta fosa
Hijo de la tierra, te arrojó el Jardín. Aunque veas sombras no quieras lucir. Tu madre era bella,
A mi me canta en el pecho un pájaro ruiseñor. A ti te canta en la boca el beso que te doy yo. Cuántas aves se reúnen
Esto que se termina soy yo. No pu… He llegado hasta mis propios borde… rebosaría, derramándome, si quisie… a la Puerta de Dios llamar. Una mirada en sí; unos sentidos to…
¿Qué fue lo de vivir con tal empeñ… de hallar el cumplimiento más rend… qué fue aquel mantener tenaz del s… mejor y más veraz que lo vivido? Renuncio a mi presencia indiferent…
¡Cuánto, Señor, te debo por todos… en que pudiste hacerme sufrir y no… Las horas del dolor suman tiempos… que más que por la edad se envecej…
Acércate. Junto a la noche te espero. Nádame. Fuentes profundas y frías avivan mi corriente.