#Españoles #Mujeres #SigloXIX #SigloXX Carolina Coronado
¡Qué abatida estará, Señor, mi vi… cuando no te consagro ni un acento… ¡Qué hundido debe estar mi pensami… cuando así te abandona, así te olv… Preséntasme la tierra florecida,
Una tan sola reservó el destino página en blanco para mí guardada; y en dejar a mi musa limitada la intención de los hados adivino. Dice el sabio Hartzenbusch, a qui…
¿A dónde vas ¡o rey! con tus pesar… ¿No sabes que en los mares aun la roca inmortal de Santa Ele… te brinda con su asilo? ¿que allí lecho tranquilo
¿No ves qué tierra, qué cielo, uno azul, otra florida? ¿No ves qué estrellas, mi vida, no ves qué luna, qué sol? ¿No ves qué hermoso es el suelo
Brillaba el sol aquel día con luz clara, pura, hermosa; yo no sé qué presentía, pero estaba el alma mía agitada y recelosa.
Presurosas huyeron las horas del verano caluroso: del álamo frondoso las hojas se cayeron: otra estación mi vida
Las que sintáis, por dicha, algún… del numen sacro y bello, que anima la dulcísima poesía, oíd: no injustamente su inspiración naciente
¿Dónde la amiga mía, en dónde está la hermosa compañera de tanta lozanía y tanta gallardía que daba envidia a la gentil palme…
Alberto, la débil planta en campo estéril nacida, ni tiene muy larga vida ni puede medrar en él; no es como el pájaro libre
Auras, perfumes de junquillo, trin… de aves amigas, rodeadme: siento el antiguo placer, aquel contento que en tiempo a mis amores; imagin… de mi joven cantor sonar vecino
Con el otoño perdidas son las claras y lucidas alboradas, y las flores del estío yacen en el valle umbrío,
Tú, huéspeda de villa populosa, yo de valle pacífico vecina, tú por allá viajera golondrina, yo por aquí tortuga perezosa: tú del jardín acacia deliciosa,
Almas esposas seremos; unidas existiremos aunque tú vivas lejano, que el mundo no puede, hermano, lograr que nos separemos.
Flor del Mediodía, hermosa y loza… semilla temprana, germen de virtud… madre venturosa, alma bendecida, no hay Reina querida tanto como T… De Reinas hermosas el trono fecun…
¡Gracias, señor, gracias mil! ¡Ah siglo... dichosa suerte! Ya nuestra edad se convierte en bella edad infantil. Ya en vez de los lagrimones