No es posible, Señor, que a quien… no vuelvas la mirada enternecido; pasión ninguna el corazón inflama que tu aliento, Señor, no haya enc… no es posible, Señor, que quien me…

Si alcanzaran los ojos a descubrir la inmensa pesadumbre de los luceros rojos, en la celeste cumbre te hallaran con la santa muchedumb…

Duerme, Niño, el sueño blando en esta cuna escondida, aunque tu madre llorando por tu existencia llamando quiera volverte a la vida.

No lo toméis a consejo, pues vos para aconsejado y yo para consejera inútiles somos ambos: vos, señor, porque contáis

Un doctor muy afamado mandó hacer una sangría y después que hubo pasado ¿se ha sangrado usted, decía? —Sí, señor, ya me he sangrado.—

Escúchame, poeta un gracioso jilguero joven, vivo y ligero más que brisa coqueta. Después de haber corrido

Yo te vi, triste amapola, de las flores retirada mecer la roja corola entre la espiga dorada.— Leve el cuello y hechicero

O no hay tierra ni ser, o hay Dio… tal cuando niña discurrió la mente… llevada del amor que hace al vivie… buscar a Dios con instintivo anhel… luego de joven al cruzar el cielo,

«No es ira, no es amor, no es del… inspiración febril, es más ardient… la llama que discurre por mi frent… y el alma absorbe, el corazón me i… »Yo amo la tempestad, amo el estru…

Al fin hallo en tu calma si no el que ya perdí contento mío… si no entero del alma el noble señorío, blando reposo a mi penar tardío.

Nos ha dado el Señor cielos hermo… con luz, por que los ojos alumbrem… y nosotros los pueblos ingeniosos con humo del cañón la oscurecemos. Nos ha dado unas tierras deliciosa…

Ya el almendro de flor está cubier… ya he visto a la primera golondrin… de su antigua morada tras la ruina cruzar por mi ventana en vuelo inc… ya ha brotado en el césped de mi h…

¿También, nueva cantora, el arpa juvenil cubres de luto? ¿Tú desconsoladora a la musa, que llora, rindes también tributo

El bueno, el justo, el santo, nos da dulce convite, alcemos nuestro canto de eterna gratitud: por este pan suave

¡Gracias, señor, gracias mil! ¡Ah siglo... dichosa suerte! Ya nuestra edad se convierte en bella edad infantil. Ya en vez de los lagrimones