Desde que la lejania se fue a pique.
Donde el tiempo y su marea
Ahogábanme en la tierra
De un abandono preludiado.
si, pues ya sabiamos que te vas
Así, tan lejos, quisiera no deber mirar...
Es recordar lo inadvertido,
Herirse en guerras ajenas
Tallarse los ojos con astillas, todas recias
Porque te cuidan, amor, te suspiran.
Es también llorar las risas
(Sucede, yo no lo entiendo bien, ¿de qué podría reír la vida?)
Apresurar las prisas de la muerte.
Quererse muerto o vivo es igual a estar vacío si no te encuentras conmigo.
aventuras masculladas, irte al frio...
Escucharte fenecida me explicas
Formas varias de olvidarme.
Bebiendo toda el agua del río que te hubiera bañado,
hasta esa gran estatua con su artocha se mofa de mi.
Alimentándome de la tierra y el polvo donde hubieras pisado,
Aspirando tus suspiros he quedado emanado
Que así te olvido, amor, me olvido
Y te vuelvo a olvidar, pero no puedo, Dios te dio para mi.
Era mentira.
Como todo lo cierto en esta vida.
Porque te bebí hasta drenar mi llanto,
Me rendí hasta la sombra de tus pies...
No rogué,
Pero sangré el cielo
Con la voz de un grito, sordo, abandonado.
Ni con la suerte quebrada,
Conmigo amaneciendo, o agusanado
Me salvo de esta pena.
Llegué tarde y agotado
Este nuevo año.