Perdido en la vida con garbeo sin salida,
en un contrapaso que mueve su espacio.
Extraña travesía que quita su despedida;
la noche nasce del inmenso cansancio.
No hay sentido remoto en ésta aturdida:
Llegando tarde, nunca es un desperdicio.
Yerto, sin rumbo, con morriña forajida;
en sus ojeras, el andén va en precipicio.
Sonámbulo, absorto, hasta la parusía,
vagando la esfera de su larga ablepsia.
Viandante, persistente, camina sin viático;
achacoso, transeúnte, durando fanático.
Este errante transita un páramo muerto;
sin velorio, seguindo a su destino incierto.
christian henri saade