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Epitafio

Cuando volvió, desolada, abatida, del funeral,
la madre del burgués y ocioso oso apacible,
del aburridísimo Christian, rey boscoso
de los lobos, deseó para él un epitafio.
Y el poeta de provincias Augusto Lledó y Partagás,
amigo común de Samael y del difunto
lo esbozó compungido siguiendo con escrúpulo
los informes e inclinaciones de la verdad sin mentira
y serio envió después el epitafio, una primera redacción,
a aquella elegante y demasiado enferma dama.
 
«De Cristian el alunado o aldeano rey
honrad dignamente, gentes de la Ribeira Sacra,
su clara, concreta, minuciosa y efímera memoria.
Loco (aunque fingió) y de noble corazón
fue arbitrario de gusto, justo de estilo y sabio de mente.
Entregó a los solícitos libros su diligencia,
y altivo en el hondón de su corazón
algún pensamiento sin reposo amaneció bello y esclarecido.
No esquivó el dolor, pero en su fracaso
miserable nunca se sintió pobre. Honrad a ese lobo
de pelambre canela. Queda aquí, en la tiniebla, bajo estas letras,
su vagabunda alma. Ese árbol, ese jardín, y la conventual piedra,
comparten con las estrellas su fe y símbolos.
Pero fue fue todavía más que todo eso, muchísimo más:
el Gran Solitario. Temen los hombres una propiedad tan atribulada:
no la hubo más noble y alta entre los incendios de sus días»

Yo, orate, orante y diletante. Burgués hacendado y propietario, rentista, aldeano ilustre. Pienso bien, escribo regular -desearía que con distinción-, y hablo mal. Solitario compulsivo. Lector omnímodo, omnímodo, diagnosticado de bibliopatía. Apocalíptico y antimoderno. Debemos apartar el chusmerío de nosotros y buscar el lujo de la mente, también la bondad. Voltaire: “La terre est couverte de gens qui ne méritent pas quon leur parle" (la tierra está llena gente a quien no merece la pena dirigirle la palabra) “Por desgracia la expresión "coquin méprisable", granuja despreciable, resulta aplicable a un número terrible de personas de este mundo” Schopenhauer. “Nec vixet male qui natus moriensque fefellit” Horacio, “No se da mala vida quien de nacimiento a muerte pasa desapercibido”. Mejor no podría ser dicho. O bien igual Ovidio, “Bene qui latuit, bene vixit”, “Quien bien se esconde, bien se da”. Solo y oculto se está mejor en esta hodierna e híspida civilización donde la publicidad está por encima del logro, la revelación por encima del comedimiento, la sinceridad por encima de la decencia, el victimismo por encima de la responsabilidad, la confrontación en lugar de la cortesía, la psicología sustituyendo la moralidad. Para acabar ya, y como divisa o lema: "Litteras ese solas quae homines ese vere convincat", las letras son la única prueba de que se es verdaderamente hombre.

#autobiografía

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