Caricamento in corso...

Sobre unas líneas de Montaigne

No me he enfrentado a grandes empresas,
la naturaleza de mi mente patinando alrededor de sí misma
mientras avanza conturbada entre sus perplejidades
muestra un ser apocado, estepario, de hábito ensimismado
y el aspecto épico de mi vida, mi tosca sabiduría,
consistió en decir poco, suspender pirrónicamente el juicio
y contemplar y leer en lugar de hacer y actuar.
 
No crucé el Bósforo, no viví en New York,
mis sensitivas espuelas no enloquecieron a potrillas salvajes,
mi vida fue una serie de rememoraciones del pasado,
no así de colisiones con el futuro,
no me transformé en tigre o artista memorable,
en general los días que pasaron fueron migajas de una rutina cómoda
y mi última noche en la tierra será insignificante
igual que el resto de mis días.
 
No me batí en duelo con el capitán Drake,
no atesoro peligrosos secretos de Estado,
no fantaseé con la inmortalidad (esa puta de lujo),
no subí a la cima de los reinos imponderables,
no poseo escándalos, ni locuras, ni patologías
sexuales ni creencias extravagantes.
 
Soy incapaz de ordenar a los vientos o a los lentos sueños
que encrespen el sexo rubio de femmes fatales,
soy incapaz de perseguir los misterios
que asoman en las entrañas de la música o la droga,
y he amado con discreción, sin entusiasmo, con un ritmo pausado,
y conquistado solo como patrimonio esta pequeñita alma mía
quizá intercambiable con la de cualquier otro.
¿Cuándo me quede a solas con la muerte alabaré el rímel de tus ojos?
¿La ley de las estrellas fue mi destino? ¿Seguiste ese camino?
Escogiste una solitaria vida lectora defendida de infortunios.
 
¿Pero, aún con esa aguda modestia supiste meditar
y bastante dirigir tu vida,
acercado lo mejor a ti para juzgar,
compuesto la mente con ideas claras y distintas,
enfebrecer tu corazón alguna noche con altos pensamientos mortales,
ahuyentado los demonios, las innobles servidumbres del lacayo,
evitado mezquindades, vulgares instintos,
no malgastado un gramo de tu inteligencia?
 
En tal caso hiciste el trabajo mayor de todos.
En tal caso fuiste tan libre como hombre.

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