Cm

La cama aún estaba caliente

https://suno.com/song/9441a7bb-9383-4ca7-987e-0dd0a279b619?sh=LSkoIeHx5AKks4BC

La cama aún estaba caliente
El sol ya se había escondido tras los cerros,
pero el calor seguía pegado a su piel.
No era el sudor de cargar costales de café, no—
era ese otro calor,
el que sube desde el pecho cuando la rabia y la tristeza espesan la sangre.
 
Pasó tres meses agachado bajo los palos de café cargados de hormigas, avispas y culebras,
luchando contra los zancudos,
escapando de mordeduras invisibles,
partiéndose la espalda,
rajándose las manos.
Todo por ella.
Por la casita con el techo que llovía adentro.
Por el fogón que prometieron nunca dejar apagar.
Por el lecho que juraron no enfriar jamás.
 
Pero esa tarde, al empujar la puerta de su casa,
no lo recibió el olor a leña ni su risa derramándose en la cocina.
Lo recibió el vacío.
La soledad de las paredes,
el frío de una casa que ya no esperaba a nadie.
 
La ventana abierta,
la cortina ondeando como pañuelo de despedida.
La llamó una vez,
después otra, más bajito,
después no más.
 
La cama aún estaba caliente.
Como si ella acabara de levantarse,
o de escapar.
 
Tocó la almohada.
Todavía húmeda, como si aún conservara la forma de su cabello.
 
Sobre la mesa, un pedazo de papel mal rasgado.
Ni siquiera doblado.
Unas palabras torcidas y secas:
 
“Perdóname. No supe esperar.”
 
El suelo le tembló bajo las botas.
Allá lejos, la risa de un hombre cruzó el viento—
ligera, confiada,
la risa de quien nada teme porque nada ha prometido.
 
Se sentó en el borde de la cama.
Esa cama que ahora olía a sudor, a traición,
a ausencia.
 
Apretó la nota entre sus dedos ajados.
No lloró.
Los cafetales ya le habían exprimido las lágrimas.
 
Solo murmuró,
mirando la ventana abierta:
 
“No eran las culebras las que debía temer.”
 
Y la casa, muda y vieja, se lo tragó en la noche.

Altre opere di Cm...



Alto