Qué pálido está el sol sobrecargado
no es muy recomendable tantos gustos;
hablan con reverencia del pecado
el murmullo de jóvenes arbustos.
Enredan los demonios sin cuidado
el volante cabello de los justos;
casi no hay corazón sacrificado
para estar ordenado menos sustos.
Las manos taladradas son de todos:
aprendí nuevas frases para el hombre
sagrada cantidad sin acomodos.
Tercera parte y última escalera:
tropiezo con el viento del renombre,
también un danzarín en cada acera.