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SOBRE LA PRIMAVERA

SOBRE LA PRIMAVERA.
 
YA SE BARRUNTA LA PRIMAVERA.
 
Barrunto ya a la alegre primavera
que viene no tardando mucho,
pues a los pájaros escucho
sus cantos, ya cansados de la espera
 
y trinan en inmensa algarabía
produciendo un ruido tremendo,
que va poco a poco in crescendo
durante la mayor parte del día.
 
El frío por fortuna ya remite
y dará paso a que las flores
se abran y nos den ese convite
 
que es el gozar de sus colores
y que la blanca nieve ya se quite,
privándonos de sus albores.
 
BARRUNTANDO LA PRIMAVERA (soneto inglés)
 
Qué será lo que tienes, primavera,
que llevas a mi sangre a galopadas;
me tienes impaciente y a la espera
de ver cómo se acaban las nevadas,
 
de sentir a los pájaros que emigran
llegar tan cantarines como en ellos
es costumbre, pues ven que no peligran
y lucen su trinar sin atropellos.
 
La pradera tendrá su traje verde
salpicada de rojo y amarillo
y en algún matorral se oye y se pierde
esa canción monótona del grillo.
 
Todo nace de nuevo haciendo bulla,
sonando por doquier dulce aleluya.
 
COSAS DE LA PRIMAVERA (soneto continuo y en gaita gallega)
 
Ya se divisan las verdes praderas
y hasta parece se escuchan tambores
que le acompañan rompiendo en albores
al suave canto en las anchas riberas.
 
Pronto vendrán a romper las esperas
los dulces trinos de grandes cantores,
como jilgueros, también ruiseñores,
al ver llegar a las aves viajeras.
 
Las flores prestas a dar los olores
de su fragancia. Las frutas primeras
comenzarán a mostrar sus colores
 
como ya hicieran en mil primaveras
y las parejas verán sus amores
ya convertidos en bellas quimeras.
 
AL NACER LA PRIMAVERA (alejandrinos)
 
Cuando se manifiesta la alegre primavera,
salen de su escondrijo culebras y lagartos
que estaban dormitando tranquilos, pero hartos
de estar en agujeros. Les duele ya la espera
 
y se mueven ansiosos cuando ya están afuera,
por esos pedregales con retamas y espartos,
buscando la comida, que aunque no tienen partos
muy débiles se encuentran. La fauna prolifera
 
al igual que la flora, que brota y eclosiona
por gracia de los rayos de un sol que les da vida
y así la tierra se hace de nuevo la anfitriona
 
de todas las especies. Así se consolida
la idea de que a nadie la tierra le abandona,
pues antes al contrario, cuidados le prodiga.
 
CAMPOS DE CASTILLA EN PRIMAVERA
 
Los campos de Castilla en primavera
se llenan de vivísimos colores:
los rojos y amarillos de sus flores,
que se expanden por toda la pradera.
 
Se escucha por doquier la pelotera
de las aves, que es época de amores
y llegan al lugar los labradores
para ver cómo va la sementera.
 
Acompaña el cricrí de muchos grillos
que cantan demostrando su alegría,
el cielo con las nubes se engalana
 
y el reír y correr de los chiquillos
se suma a esa gozosa algarabía,
que suele suceder cualquier mañana.
 
LLEGA LA PRIMAVERA
 
Los árboles se encuentran ya dispuestos
a vestirse de verde cuanto antes,
las aves a alegrarnos con sus cantes,
los tallos del jardín a estar enhiestos.
 
De nieve allá en la sierra pocos restos
pueden verse. Los cielos tan brillantes
colgando las estrellas rutilantes,
que envían sus destellos manifiestos
 
y mientras los insectos eclosionan,
los campos dejan ver la sementera
en todo su esplendor. Ya se emocionan
 
los poetas, que el cuadro les libera
sus mejores esencias y pregonan
que ya llegó por fin la primavera.
 
YA VIENE LA PRIMAVERA
 
Ya viene con fulgor la primavera,
miríadas de pájaros cantores
llegarán y de múltiples colores
se vestirá gozosa la pradera.
 
Veremos que por fin valió la espera
y que todos aquellos sinsabores
de un invierno tan largo, ahora en flores
se han de tornar. Saquemos para afuera
 
la alegría de ver este misterio
que la naturaleza nos regala
y hagamos una cárcel bien segura,
 
encerrando al invierno en cautiverio
para impedir que vuelva noramala
y no volver a verle ni en pintura.
 
ESPERANDO A LA PRIMAVERA
 
Vendrán las golondrinas nuevamente
trayéndonos la riente primavera
y en el multicolor de la pradera
veremos el fulgir del medio ambiente.
 
El sol se mostrará más reluciente,
que ha estado adormecido y a la espera
de lucir lo dorado de su esfera
cuando sale temprano por oriente.
 
Las aves migratorias y en bandadas
trinarán en tremenda algarabía,
anunciando que vienen a quedarse
 
hasta otoño en que empiezan las heladas
y de nuevo usarán la misma vía
de vuelta, cuando tengan que marcharse.
 
LA PRIMAVERA HA LLEGADO
 
Primavera, principio de la vida,
escoba que nos barre la tristeza
por cambiarnos los modos cuando empieza,
que a todo lo peor damos salida.
 
La tierra, que en invierno está dormida,
alumbra generosa la belleza
de las flores. Es tanta su grandeza
que es ésta la estación más preferida.
 
Las aves se emparejan y hacen nido,
la pradera se llena de colores,
el invierno se siente ya vencido,
 
la aurora nos regala sus albores
y todo nos sonríe, que ha venido
la estación en que aumentan los amores.
 
LLUVIA EN PRIMAVERA
 
Cómo suena la lluvia en el tejado,
los pájaros parecen a la greña,
cómo llega volando la cigüeña,
cómo guía el pastor a su ganado.
 
Es un día de agua en primavera,
hace tiempo que aquí ya no llovía
y la gente se llena de alegría
por haber acabado ya su espera.
 
Comentan entre sí los labradores
que el año se presenta inmejorable
y bien pudiera ser de los mejores
 
por ahora tener lo indispensable,
como es la lluvia y luego los calores;
si no es seguro, es lo más probable.
 
OTOÑO Y PRIMAVERA
 
Otoño ya en la tierra y en mi vida,
pues ambas en tristezas se sumieron
mientras las alegrías ya se fueron
y en consecuencia estamos en caída
 
libre, como si fuera una estampida
de todo lo mejor, porque estuvieron
gozando sin parar, pues no sufrieron
apenas de las penas embestida.
 
Será bien diferente desde ahora
y desde luego no será mejor,
pues ya no vendrán dichas, ni fulgor
 
tampoco al nacimiento de la aurora,
pero retorna a quien con fe lo espera
el hechizo que trae la primavera.
 
ABRIL, LLAVE DE LA PRIMAVERA
 
Ya ha llegado el mes de abril,
aquel de las aguas mil
que al mes de mayo precede,
el mismo que trae las flores
de relucientes colores,
que parece lo hace adrede
 
al traernos esa lluvia
cuando con rabia diluvia
originando regueros,
que corren por las vaguadas
en múltiples galopadas
de tremendos aguaceros.
 
Después, como es primavera,
se verá por la pradera
el color de la amapola,
rojo sangre sobre verde,
que hasta la vista se pierde
por la campiña española.
 
Abril aleja al invierno,
que a veces parece eterno
y el sol con más fuerza luce
quitando tiempo a la noche,
que la ilumina en derroche
y en varias horas reduce.
 
Es mayo el que tiene fama,
pues mayor atención llama,
pero es abril el que entrega
a la primavera llave,
para que el invierno acabe
ganándole en la refriega.
 
LA PRIMAVERA
 
Ya vino la primavera,
espigan cebada y trigo
y tiramos el abrigo
que hasta entonces se vistiera.
 
Los pájaros se cortejan
lanzando alegres gorjeos
y luego de titubeos
deseosos se emparejan,
 
para construir el nido
que su instinto les reclama
en lo alto de una rama
del árbol que ha florecido
 
o del que no tiene flores
o bajo una teja incluso
o donde no haya un intruso
con afanes predadores.
 
En primavera, los prados
visten sus mejores galas
y luminosas bengalas
son los cielos estrellados
 
que en las noches contemplamos
en un firmamento azul,
que como en velo de tul
con delicia disfrutamos.
 
Discurren los arroyuelos
alegres por los barrancos
y como vellones blancos
las nubes allá en los cielos,
 
que cambiando de figura
como en un caleidoscopio,
nos dejan hacer acopio
de la belleza más pura.
 
Una infinidad de vida
nace en un solo momento,
recibiendo el dulce aliento
que le da la bienvenida.
 
Es la estación preferida
por parte de los poetas,
donde encuentran las recetas
para alegrarles la vida.
 
SABOR A PRIMAVERA
 
Era primavera,
las flores llenaban
toda la pradera
y la perfumaban
con densos olores,
que se te metían
muy hondo y te hacían
respirar frescores.
 
La alondra cantaba
colgada en el aire
y sensación daba
de estar al desgaire,
mientras las perdices
iban por el suelo
sin ningún recelo
y así eran felices.
 
Bandadas de aves
vienen al arroyo,
posándose suaves
en algún escollo
y cuando bebían
y hasta se bañaban,
se arremolinaban
y luego partían.
 
Algunos conejos
alegres retozan
y hasta los cangrejos
andan y se rozan
perezosamente
por entre las chinas
y aguas cristalinas
de aquella corriente.
 
Los chopos al viento
se mecen airosos
y gritos sin cuento
se oyen belicosos;
son de alguna urraca
que a ras de la tierra
va pidiendo guerra
con voz de carraca.
 
Suena alguna esquila
en el monte bajo,
con su voz tranquila
y en algún sombrajo
el pastor sestea
huyendo del sol
y deja el control
al perro carea.
 
Alguna llovizna
cae como si nada,
igual que una brizna
y a tierra mojada
huele intensamente
y te da un placer,
que vuelves a oler
con regusto ingente.
 
Las verdes retamas
las gotas perlaban
cubriendo sus ramas,
al par que lloraban
cayendo hasta el suelo
que las recibía
y las engullía
para su consuelo.
 
 
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