El poeta muerto

Un simple y vago poema de amor

El amor, veneno mortal y eficaz,
su destino es la muerte, su trampa fugaz.
Pero, ¡ay!, qué proceso tan dulce y divino,
te eleva al cielo antes del último camino.
 
Con su fuente cerca, todo cobra sentido,
el final no importa, el dolor es ruido.
Porque al probar de esta droga bendita,
la vida se torna en un sueño infinita.
 
¿Acaso importa si muero en su abrazo?
Si al estar con ella, no hay tiempo ni plazo.
Ya muerto, quizás, pero vivo en su esencia,
porque su veneno es mi única presencia.
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