Brilla en plata, suave y ligero,
como el bario, reluce sincero.
Calma el dolor del hueso dolido,
aunque en Chernóbil fue temido.
Frente al aire, rápido se oxida,
pierde el control, se va su vida.
Y en el agua burbujea con ardor,
forma hidróxido sin pudor,
y alza al cielo el hidrógeno en flor.
Un metal con doble canción:
cura y caos... en reacción.