Con la madures
esa que te aterriza
pero que no descuida ternura
esa que te transporta y te aferra
a un sueño de niños
tan confortable
el cual no quisieras despertar jamás.
Te acoge para si y se siente tan bien
que le permites todo, le confías todo
desde tu pena hasta tu latir
que tan bonito su sentir
perdido en dos mundos de valle
infinitos hasta voltear.
Ha pesar
de las experiencias tipo limón
que no te gane el bajón
que unas buenas
risas y abrazos no te puedan quedar.
Nos despertamos