Distancia
Yo me enamoré primero de su alma y luego de su boca, el primero fue un disparo directo a la sien, de ojos cerrados, el segundo fue directo al lado izquierdo de mi pecho, con el corazón abierto.
Me atrapó con los versos en la boca y tristezas en las manos, me tomó por sorpresa y en un abrir y cerrar de ojos su voz me cautivó por completo y desde entonces soy prisionera del eco de sus palabras.
Hablamos desde temprano (a pesar de la diferencia horaria) por instagram o menssenger, me gusta su voz cuando recién se despierta, me manda besos y me desea un buen día, y yo con eso siento que quiero comerme el mundo.
Jamás creí que algo así me sucedería, toda una vida soñando con encontrar a alguien tan detallista, y maldigo la distancia, por haberlo encontrado a miles de millas.
Él me hace reír, dibuja una sonrisa tonta en mi cara cuando lo leo o cuando lo escucho decir que soy hermosa, que ama mi voz, aunque se burla de como digo algunas palabras y yo me burlo de como canta.
Es difícil explicar la conexión inmediata que hubo, no precisamos de códigos ni de terceros para darnos cuenta de que algo hermoso estaba surgiendo, algo único, especial, algo nuevo a pesar del tiempo.
Por las noches también hablamos, de viajes, anécdotas, de cosas que solo nos hacen gracia a él y a mí, cosas nuestras que hemos ido creando con el tiempo.
Él es la única persona que no necesita ponerme un dedo encima para humedecer mis bragas, sabria bien como encenderme, conocemos el punto exacto para hacernos cómplices del deseo aunq lo evitemos, me acaricia desde lejos, me complace y yo me dejaría venir mientras lo pienso.
Ambos estábamos rotos cuando nos conocimos, quizá por eso nos atrajimos, quizá por eso un día sin pensarlo tanto nos dijimos “te quiero”, porque el amor es eso, el sentimiento puro que nace de adentro, sin importar las distancias, sin habernos tocado nunca.
Quizá solo sea por el simple hecho de que merecemos a alguien que nos folle el corazón, antes que el cuerpo.
