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Uno solo.

Sentí que mis labios habían adquirido una fuerza magnética al tenerlo frente a frente, verlo sonreír y mover sus labios lentamente provoco que me sintiera cada vez mas cerca, poco a poco comenzamos a perder distancia, poco a poco comenzaron a ausentarse las palabras. Juro que ese momento fue eterno, de pronto no existía nada mas, estábamos solos en un lugar donde solo habituaba el silencio, el, yo, y el infinito silencio. Fue el tipo de beso que comienza siendo lento, tierno para terminar siendo apasionado, salvaje. Nos fusionamos, ya no era el, no era yo, eramos uno solo.

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