Cargando...

Recuerdos

Pensaba que la manera correcta de usar la lavadora, la secadora, la cocina, la licuadora y las ollas era la de mi abuela. Ella siempre sabía cómo hacerlo para que no se dañen. Ahora tengo mis propias maneras de usar todo lo que tus manos tocaron abrazaron alguna vez, incluyéndome. Ya no uso vestidos de princesa, ya nadie me corta el cabello hasta la barbilla porque me queda bien, ya nadie me hacer rizos en la noche para que parezca una muñeca de porcelana, ya nadie me cuenta anécdotas fantásticas de una vida extraordinariamente normal, ya nadie me ayuda a hacer mi tareas, ya nadie me hace mi comida favorita en la tardes para que coma dos platos y no pueda comer la sopa de quinoa apropósito, ya nadie ve novelas y las comenta conmigo, ya nadie me da pastillas para mi dolor menstrual o me defiende la ira de mi mamá cuando me porto mal, ya nadie tiene ese olor a lirios particular de tu perfume favorito mezclado con tu piel una vez lisa, ya nadie camina como si de un comandante se tratara (con la espalda recta y siempre viendo al frente, como si no doliera todo lo que llevabas a cuestas), ya nadie va a las reuniones en mi escuela, ya nadie me compra chocolates en nuestros paseos al centro. Ahora suena tu voz en cada decisión, en cada paso, en cada respiración.

Otras obras de Daniela Salazar...



Top