#Modernismo #Nicaragüenses #SigloXIX #SigloXX #1887 #Abrojos
El verso sutil que pasa o se posa sobre la mujer o sobre la rosa, beso puede ser, o ser mariposa. En la fresca flor el verso sutil; el triunfo de Amor en el mes de A…
No quiero verte madre, dulce morena. Muy cerca de tu casa tienes acequia, y es bien sabido
Quiero expresar mi angustia en ver… dirán mi juventud de rosas y de en… y la desfloración amarga de mi vid… por un vasto dolor y cuidados pequ… Y el viaje de un vago Oriente por…
Amo los pálidos rostros y las brunas cabelleras, los ojos lánguidos y húmedos propicios a la tristeza, y las espaldas de nieve,
Una selva suntuosa En el azul celeste su rudo perfil… Un camino. La tierra es de color… Cual la que pinta fra Doménico Ca… En sus Vidas de santos. Se ven ex…
Dichoso el árbol, que es apenas se… y más la piedra dura porque esa ya… pues no hay dolor más grande que e… ni mayor pesadumbre que la vida co… Ser y no saber nada, y ser sin rum…
De una juvenil inocencia qué conservar sino el sutil perfume, esencia de su Abril, la más maravillosa esencial Por lamentar a mi conciencia
Sangre de Abel. Clarín de las bat… Luchas fraternales; estruendos, ho… Flotan las banderas, hieren las me… Y visten la púrpura los emperadore… Sangre del Cristo. El órgano sono…
En el kiosco bien oliente besé tanto a mi odalisca en los ojos, en la frente, y en la boca y las mejillas, que los besos que la he dado
Cleopompo y Heliodemo, cuya filos… es idéntica, gustan dialogar bajo… palio del platanar. Allí Cleopomp… la manzana epicúrea y Heliodemo fí… al aire su confianza en la eterna…
Amado es la palabra que en querer… Nervo es la vibración de los nervi… ¡Bendita sea y pura la canción del… que lanzó sin pensar su frase de c… Fraile de los suspiros, celeste an…
Pues si el torno de la Inclusa es un buzón verdadero, ¿adónde llevan los ángeles las cartas para el infierno?
Reina Venus, soberana capitana de deseos y pasiones, en la tempestad humana por ti mana
Al oír sus razones fueron para aquel necio mis palabras, sangrientos bofetone… mis ojos, puñaladas de desprecio.
Mi pobre alma pálida Era un crisálida. Luego mariposa De color de rosa. Un céfiro inquieto