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El

Olvidé coquetear, olvidé el gusto de una mirada de lujuria. Solo lo mire mientras el observaba la ciudad con gesto de esperanza; como si quisiera cambiar el mundo, como si estuviese aburrido de la rutina.
Era el único chico el cuál me hacía separar mi mirada entre las líneas de Mario Mendoza. El único el cual me hacía pensar si su nombre sería tan bonito como su rostro, esculpido por un creador que se inspiró en él, para darnos el ejemplo de lo perfecto.
El único que humedecía algo más que mis labios.
¿Qué me pasa? me preguntaba mientras me encontraba  en el, mientras descubría aquella sensación que sentí que no tenía.

Todos hablaban del amor a primera vista, las mariposas en el estómago, la incertidumbre de querer conocer a aquella persona.
¡Lo descubrí!
En un grande ciudad con muchas personas.
Sentía que encontré una aguja en un pajar.

Lo descubrí mezclado entre mucha gente.
—¿Cómo no me di cuenta antes que existía, por qué nadie lo predijo, por qué mis ángeles no me lo advirtieron?  para verme tan linda y estar a su nivel.

Sobre analicé todo, ¿Será el destino, eres tú mi Dios?

El silencio otorga, sabía la respuesta... es el, ese hombre de Brazos fuertes y corazón de niño... ese que su voz rima cuando habla e ilumina la ciudad con su  sonrisa e ingenio.
Ese chico que me mira como si yo fuese la creatura más bella de este rincón del mundo.
Y yo lo contempló estando segura, que en sus brazos está el hogar que siempre quise tener, plagado de aroma natural, y un nido tibio entre sus costillas y las mías.

Altre opere di Diriam Patino Rivera...



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