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¡Tilín! ¡Tilán! Campana de oro de la mañana. ¡Tilín!
Siete relojes, siete semillas, siete pelotas y una sombrilla. Siete burbujas,
Al mediodía, cristal el agua, cristal las hojas, cristal el día. Cristal, cristales,
Yo tengo un sombrero alón donde cabe un aguacero, y botas que reconocen los caminos del vaquero. ¡Qué bien te sabré domar,
¿Qué venadito blanco cruza la noche cuando la luna llena brilla en el monte? ¿Qué venadito sediento
El tomeguín del pinar con su collar amarillo ya pica en el alpistillo, ya rápido echa a volar. Y va del ateje al güin,
En su casa de hojas despierta el pájaro porque, anunciado el día, se entona el gallo. Canta seguido,
De la lunita nueva vuela una garza; tiene el cuello nevado, de azul las alas. Volando viene
Aserrín Aserrán. Puñadito de violetas, limoncito verdemar, anillito de corales.
El cielo es un espejo y la gaviota suelta su vela blanca desde la costa. Marinera del aire,
Zapatero de mi pueblo: usa clavitos de plata en el par de botas nuevas que quiero para mañana. Han de ser de cuero rojo,
Nombres tuyos, nombres míos, que recibimos de ayer como el agua de los ríos y que debes conocer: Bejucos de la Perdiz,
Cua cua, cantaba la rana, cua cua, debajo del agua. Pasó una paloma:
En un caracol rosado de la playa de Girón sobre el nácar hay grabado: “¡Cada cubano un soldado; cada soldado un león!”
En Playa Larga, el uvero, como homenaje al valor de los niños artilleros, ya no florece en febrero: en abril abre la flor.