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Prende tus luces cocuyo de marzo: esta es la noche de hablar con el gallo. Compartiremos
El cielo es un espejo y la gaviota suelta su vela blanca desde la costa. Marinera del aire,
Escóndete, caracol: no asomes tus cuernos largos. Cuando salgas de paseo no saludes a los pájaros, ni con otro caracol
El oro de la tarde tiñe la copa de una vieja yagruma quieta y sedosa. Duerme cansado el viento
Camarada del sapo, del río hermana, amiga de la piedra, nieta del agua. Nieta del agua
—Venga, venga, salamandra: ¡abra la puerta, saque la gata, busque la escoba, limpie la casa!
De la lunita nueva vuela una garza; tiene el cuello nevado, de azul las alas. Volando viene
La flor del tomillo buscaba una abeja: una abeja sola, una sola obrera. En el viejo pino
¡Limón, limón! Limón agrio, limón criollo, limón dulce, limón chino,
¡Jey, vaya, toro, con el arreo! Los toros toros, sus cuernos cuernos, en el camino
Cua cua, cantaba la rana, cua cua, debajo del agua. Pasó una paloma:
En la casa que recuerdo, en la casa, entre el naranjal y el cielo: plátano indio, plátano congo,
Yo tengo un sombrero alón donde cabe un aguacero, y botas que reconocen los caminos del vaquero. ¡Qué bien te sabré domar,
Moterita de madera llena de polvos de arroz, con tapa de cristal fino y la mota de plumón. ¿De quién será la motera
En primavera, nidos y flores. En el verano, lo aguaceros. En el otoño, las hojas secas. Los aguinaldos en el invierno.