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TOMÉ

Me tomé mi dulce tiempo provocándolo
mordiendo su cuello
apretando su trasero
arrasando sus labios
sentía sus gemidos
y la locura se apoderaba de mí
 
Mi hombre de ojos verdes
tan hermoso
quiero tenerte para la eternidad
que los dioses nos den la vida eterna
para amarnos como salvajes.
 
Me besó y mordió los labios
su lengua penetró mi boca
recorriéndola, devorándola
mi necesidad creció desbordándome,
ese cuerpo que te gastas
esa mirada tuya
eres mi perdición.
 
Y, fuimos fuego y lluvia, ardiendo
allí en la habitación alba
con la ventana abierta
las estrellas, iluminando
nuestros cuerpos desnudos, hirviendo
con gotas de sudor corriendo,
explosionamos como volcán
expulsando lava caliente.

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