BAJO LOS CARTONES
Que sola está la noche hoy,
es como si el mundo
hubiese desaparecido.
Camino lentamente,
los tacones resuenan
en el silencio del oscuro.
Ventanas cerradas,
un bar abierto, cuatro
borrachos dentro,
hablando de la miseria
de los sueldos.
No hay para pagar alquileres
no se puede pagar la luz,
¿Y que hacen bebiendo?
Se pregunta la gente de bien,
quizás calentarse un rato,
quizás solo olvidar su vida maldita.
Miro la acera sucia de chicles
y colillas, pienso en la miseria
del día a día.
Un cielo sin luna, sin estrellas
observa mi dolor por lo que veo,
nadie en las calles,
solo mendigos debajo de cartones,
mantas raídas y soledad de compañía.
Quisiera irme a casa
caliente y sencilla,
pero no puedo mi alma
se carcome de angustia
esto me deja seca.
La herida me rasga el alma,
no puedo hacer nada
y la ansiedad me mata.
Ventanas empapadas de vaho,
calor en su interior,
aceptación de esta forma de vida,
los hace felices, aislarse de
la realidad más negra, más sucia,
esa que nadie quiere ver.
Yo, que nunca he mirado al suelo
me he despertado de golpe
del letargo, me siento desvalida,
tan pequeña que puedo verlo todo
y solo deseo que cambie
que al amanecer todo se haya solucionado.
Pero sé que no será así,
no hay perdón ni absolución,
por esta sociedad que no
se levanta ante tantas
violaciones del ser humano.
