#Cubanos #Habaneros #Mujeres #PremioCervantes #SigloXX #1953 #PoemasSinNombre
Habló la nube, y dijo: –Soy y no soy. Estoy y ya dejé de… Habló la estrella, y dijo: –Tampoco yo soy yo. Millones de a… Habló el sueño, y dijo:
Afílame las alas, afilador de rued… No tienes alas; lo creíste acaso p… Afílame la espada, afilador del si… ¿Y dónde está tu espada? No la ti… Afílame la pluma, afilador del pie…
Señor, las criaturas que enviaste… aleteando junto a mi cabeza. Yo las sujeto por un hilo de sangr… se rompa el hilo... A pesar de qu… veo, inmersas como están en la tin…
Ya no tengo un recuerdo que me aco… ni un sueño que me alumbre... Sola… sin quietud ideal ni lucha ruda voy en la tarde gris o el alba roj… Ya nada me entusiasma o me acongoj…
Mi sangre es como un río que me trae paisajes reflejados y borrados, paisajes de otras riberas que nunca vi. Es como un río largo y misterioso que yo me siento correr por dentro, y cuyo...
Has perdido jugando una canción: Yo te la iré a buscar junto a la f… donde el agua es más honda y el so… más largo... Hoy la devolveré a tu pecho ardien…
Pasa un pez escamado de esmeraldas… pasa otro pez dorado en oro fino..… Y muchos peces de colores. Pasan bebiendo el sol en agua diluido,
Tú, que amas un amor fantasma y que das un nombre a la niebla, a la ceniza de los sueños... Tú, que te doblas sobre ti misma como el sauce se dobla
Tú eres un espejismo en mi vía. Tú eres una mentira de agua y sombra en el desierto. Te miran mis ojos y no creen en ti. No estás en mi horizonte, no brill…
Por su amor conocerás al hombre. El amor es su fruto natural, el más suyo, el más liberado de su ambiente. El amor es el único fruto que brota, crece y madura en él, con toda la simplez...
Ven, ven ahora, que quizá no sea d… Ven pronto, que quién sabe si no s… Ven, por piedad; no escuches al qu… Cierra los ojos y corre, corre, a…
Apacigüé el dolor por un instante… Pero sé que, cuando despierte, olf… ¿Por qué he de ser presa apetecibl… No tengo sangre para apagar su sed… ¿Qué camino extravié que no me acu…
¡Ay qué nadar de alma es este mar! ¡Qué bracear de náufrago y qué hun… y hacerse a flote y otra vez hundi… ¡Ay qué mar sin riberas ni horizon… ni barco que esperar! Y qué agarra…
Toda la vida estaba en tus pálidos labios... Toda la noche estaba en mi trémulo vaso... Y yo cerca de ti,
El pequeño contrahecho conoce todas las piedras del jardín; las ha sentido en sus rodillas y entre sus manos ya escamosas de humano reptil.