Escena: un salón viejo, muebles de otro tiempo están, cuadros torcidos que van contando el polvo y su dejo. (Don Leonardo, leyendo un periódi…
Con cartas y flores, deseo expresa… Con detalles sinceros, construir u… Cada día, anhelo sorprenderte con… Para que en tu corazón siempre que… Las cartas serán testigos de mis p…
Tu silueta, grácil y serena, es un canto al estio, la pasión se interpreta en tu piel que enajena.
Rosita, traviesa y bella, Con tus encantos me cautivaste, Entre rejas me encerraste, Picaflor, enjaulado quedé. Tus ojos brillan de picardía,
De pronto, sin quererlo, vi tus oj… destello que en el alma se encendí… como un relámpago en la noche fría… que aviva viejos sueños y antojos. Tu risa fue un fulgor entre despoj…
Alma generosa, manantial divino, Tu esencia eleva el amor con purez… Bello ser, cánticos fluyen en ti,… Poesía en tu corazón, don exquisit… Inspiras versos con gracia y grand…
En la montaña retumba el trueno, su voz potente en el cielo suena. La Decimera, con canto sereno, despierta el valle cuando amanece. Él, valiente como la tormenta,
Entre pinceles de ensueño, La blancura se dibuja, Matices de ensueño y verso, Su hermosura se enraíza. Se pinta con celo y cautela,
En sombras se desliza tu silueta, sigilosa serpiente en mi latido, destino que me asalta decidido, tentación de veneno y de saeta. Tu voz, un torbellino que inquieta…
Soy la grieta en la piedra, el pulso dormido en la sombra, un eco que arrastra su nombre por túneles rotos de luz. Soy el ojo que mira la noche
Va a llover, tus ojos, cielo profu… Anuncian el ventisco irresistible. Tu mirada, aguijón de amor hirvien… Madura en tempestad, lluvia inasib… El cielo de tus ojos ya se nubla,
Río que arrastra piedras y sueños, sangre de monte y susurro de caña, el tiempo en tus aguas canta y se… con la voz de ancestros que cruzan… Eres pulso y furia, corriente y ca…
Del silencio nace el abismo, un eco dormido en la penumbra, un susurro que no despierta pero se agita en el aire inmóvil. Es allí, en ese vacío tembloroso,
Oh, Razón sublime, luz divina, Que iluminas las sombras del morta… Tu sabiduría, pura y cristalina, Nos guía por sendero celestial. En tus brazos, el caos se disipa,
En los pliegues de la ausencia, tu nombre todavía florece, como un eco de pétalos que la noche no pudo borrar. ¿Quién recoge el viento