En los días venideros Cada cual tendrá su sitio; Aquellos que derramaron Su vida por conseguirlos, Y su juventud volcaron
Al verla venir El cielo se abrió; Pregunté su nombre, Me dijo que no, Si donde vivía
Por calles de caliente arcilla Suelto mi flor, como un trapecio Que el trapecista suelta al aire, Mi flor, mi flor de jazminero; Por tierra roja y pasto verde
Julio: vuelvo a escribirte ahora,… En este oficio amargo de recordar… Llena de estragos hondos y un sino… La que dejó mi vida tendida en su… Izando hasta su cielo las sombras…
El barco de papel en la laguna, como una estrella brilla, frágil,… girando sobre sí, rotando lentamen… sobre un agua de lluvia, a merced… bajo los temporales, inclinado hac…
Amor: este es mi padre, Pablo, paraguayo del Norte. Las nervadur… son de tanino rojo. Lo siento avan… callado y alto. Conoce el río y la… Podría hechar a vuelo las campanas…
Estamos caídos en el suelo. Ya no pisamos con los pies ligeros La tierra iluminada, su centro ilu… No estamos ya, con la velocidad de… Estremeciendo el pasto de las prad…
Y hemos de beber todavía en esta guampa lisa de toro al des… gustando una agua clara, mezcla de… caña blanca y aroma de salvaje roc… bajo un cielo ocupado por todas la…
Siempre que alguien me visita (Viniendo de allá), miro sus huell… por si todavía chisporrotean, por… atravesó las fronteras, o la verja… inmovilidad; miro sus ojos
Cuentan que Chiró, el hechicero, El hacedor de cosas mágicas, Acompañando a los mancebos De la Tierra, a zonas lejanas (En donde luego fundarían
Con mis dedos lo acaricio, tenaz y… Su inquebrantable amistad Me enseña como un ejemplo Lo que es lidiar sin flaquezas, Sirviendo de parapeto
Nada de amorahora, mi amor; nada que no sea escuchar ese aulli… en la noche, el terror increíble de ese aullido. Los perros
—Apacigua esos impulsos Que te encienden la mirada. Piensa que pueden matarte. ¡Ay, Juan Ramón, no te vayas! —Guarda esas súplicas tuyas,
Debe, allá, estar lloviendo; Sin pausa estar lloviendo, llovizn… En los bosques, Sobre las casas pobres, abotonándo… La noche y mesándose la barba enve…
Así es ella, me dije; es la alegrí… Remota y honda que de pronto llega A despejar el nudo que se debe Desanudar en la penumbra inquieta. Noche y albor, me dije,