Cargando...

VIII: Pupilas

“Mi Valiente acaba de gritar, y se sacó los ojos, para no llevar lo miserable en su cuerpo inútil tratando de sobrellevar la carga de un ciego aprendiz del mar.

“Me moví un poco y él (mar) me observa, me pone delante de sus ojos, pero éstos se ponen a llorar diciendo que él ya no va a ayudarnos a escapar de allí, que sólo huimos de la cárcel si nos ingeniamos la libertad.

“Sólo esos demonios que trataron de entrar en tu vientre cuando tenías nueve meses, y no lo llamaste más.

“Lánzate al mar, ésa es tu única salvación para irte de aquí y no mirar el mar mucho más.

“No sabes nadar, eres un estúpido que no has vivido de la ignorancia.

“El mar es como el mundo, ellos siempre están ahí, lo único que no sabes es como manipularlos.

“Ya eres un ciego que acaba de ver más que el resto, ya que el resto no ha visto lo necesario para vivir feliz.

“Me tienes cansado con tus conclusiones baratas, que el mar allá y tú aquí, pero los dos están cerca, ¿cómo aprendes para vivir así?”.

Otras obras de Emil Cerda...



Top