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En la entraña del lucero canta mi lágrima clara, despiertan sandalias nuevas en mi amanecer viajero. Se comba la primavera,
Ya sólo soy la sombra de tu ausenc… una oscura mitad que se acostumbra… dulce granada abierta en la penumb… madura a tu rigor. Sorda existenci… Desmayado vivir, ciega obediencia
En el pecho del Padre halló su ni… La que en el seno al Hijo dio pos… Y allí de querubines alabada La que, luna de Dios, subió sin r… En pañales como recién nacido,
Apaga, Muerte, esta indecisa llam… de aletear tembloroso de falena y pon sobre mi frente al fin seren… la luz tranquila y la desnuda rama… Que si yo ardí, querer que se derr…
Caiga el polvo habitual de la mira… la sombra veladora de las cosas, y desvestidas quédense las rosas y desnuda la voz enamorada de un arpa con las cuerdas de diam…
Subid, alondras del gozo, jilgueros de la alegría, a saludar este día de limpio viento en retozo. Con juvenil alborozo
Tú en la pureza de los círculos concé… que crecen y se evaden desde secretos puntos de armonía. Tú, en el minuto que conmemora
Cada cosa tiene un pulso: Pon la mano en su latido. Cada cosa dice algo: acerca humilde el oído. Poema de la ele
Si en vez de ser así, si las cosas de espaldas (fijas de… se volvieran de frente y las cosas de frente (inmutables) volviesen las espaldas,
¿Y si llegaras tarde, cuando mi boca tenga sabor seco a cenizas, a tierras amargas? ¿Y si llegaras cuando
Del punto claro donde nace el día y la lechosa estrella palidece miro caer las rosas que a porfía el alba pura entre sus dedos mece. La lengua que bañada en armonía
Tu aceite crece en perfumadas veta… de fosfóricos tonos amarillos que despide a los tardos lazarillo… y declara baldadas las muletas... Sobre la piel tatuada por las grie…
A la orilla de tu voz —agua, sueño, transparencia— asomarme. Verme puro—verdadero— en temblar de ramajes
Ponte frenillo’ en los hombros, mulata, y en el ombligo. Vas a volar en la rumba. ¡Te voy a empinar, te digo! Abre el chal
Toma lección del pez o de la piedr… abre el pecho al silencio de María… tu sol desciende, se consuma el dí… tu palabra debajo de la hiedra. La espada, huésped sorda del latid…