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¿Cómo te llamas, noche de esta noc… Dime tu nombre. Déjame tu santo y seña para que yo te reconozca siempre
Estarme aquí quieto, germen De la canción venidera —íntegro, virgen, futuro. Estarme dormido —íntimo— En tierno latir ausente
¡Qué penumbra de dalia desterrada! ¡Qué eclipse de guitarra y romance… ¡Qué apagarse de trenzas y toreros yerra doliente por tu madrugada! Salgo al aire con pala y con azada
¿Eres el que lloroso encanecía príncipe de la pluma esplendorosa, que si no el don perfecto de la ro… tienes don de profética elegía? Levantas tu escarpada melodía
Que me cierren los ojos con uvas! (Diáfana, honda plenitud de curvas… Que me envuelva un incendio de man… y un claro rumor de dátil y azúcar… Que me envuelvan –presagio de pulp…
Tu aceite crece en perfumadas veta… de fosfóricos tonos amarillos que despide a los tardos lazarillo… y declara baldadas las muletas... Sobre la piel tatuada por las grie…
¿Adónde vas, Tardecita, tarde de curvas alegres, vestida de sol y brisa con anchos vuelos de música? ¿Adónde, adónde vas, Tarde?
El pie en el primer estribo Del viaje inicial. En los ojos, en los ojos ¡qué mundos de maravilla! Y la primera mirada
Aunque vaya a esconderte, Dios me… con ojos de reproche sin venganza; mientras más amoroso más alcanza a lastimar lo que de mí respira. No la altiva pupila de la ira
Quiero en la tierra que me dio la… en olvido yacer cuando la muerte me llame con su voz callada y fuer… a su danza de asfódelos crecida... ¿Nadie reclamará la destruida
Ya solo soy la sombra de tu ausenc… una oscura mitad que se acostumbra… dulce granada abierta en la penumb… madura a tu rigor. Sorda existenci… Desmayado vivir, ciega obediencia
Descalza arena y mar desnudo. Mar desnudo, impaciente, mirándose… El cielo continuándose a sí mismo, persiguiendo su azul sin encontrar… nunca definitivo, destilado.
Ya sólo soy la sombra de tu ausenc… una oscura mitad que se acostumbra… dulce granada abierta en la penumb… madura a tu rigor. Sorda existenci… Desmayado vivir, ciega obediencia
Al fin, calzo las botas de vencer los caminos. Marcho bajo una lluvia de cancione… trepando las montañas
Caiga el polvo habitual de la mira… la sombra veladora de las cosas, y desvestidas quédense las rosas y desnuda la voz enamorada de un arpa con las cuerdas de diam…