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NOTAS – 76 & 2’

A la poetactriz del gato

Mi madre es una oruga
que me columpia
en su andrómeda
 
...
 
Mi padre es el prado
de mi infancia
incendiándose
y se carcajea
hermoso
como las flores
 
  ...
 
  De niño solía charlar
  con las piedras
camino a casa
persiguiendo
ciegos unicornios
 
  ...
 
Cuando muera no moriré
  ni siquiera pestilente
moriré
 
Seré eterno
como un verbo insípido,
abstracto
 
...
 
Hago pilates
con un libro
 
...
 
La muerte y yo
no nos amamos
tampoco bebemos juntos
 
Solo es una amistad arriesgada
 
...
 
Seré los libros
que no leí
jamás
 
...
 
Escribo
para escapar
de los deportes
 
...
 
En mi cama
se recuesta
la eternidad
de las vulvas
del olvido
 
...
 
Los perros dicen
que no tienen alma
los árboles
 
...
 
Éramos uno
entrepiernados
sin nombre
bajo un gato
 
...
 
Me tomaré un trago con ella
 
La poeta que no es
y me desconoce
 
Me beberé
sus haches y oes
relamidas
y será mía
como nunca lo será
quizá
nunca más
 
...
 
Hasta las rocas
tienen un alma
que perder
 
...
 
Se escapa mi alma
tras de mí
y no me alcanza
 
...
 
Me visita un diablo
dentro de Jesucristo
y bebe de mi ginebra
persignándose
la aureola
 
...
 
Huye un sol de otro sol
y se esconde
bajo el sexo
de una sudada luna
 
...
 
Amo el estiércol
de las espinas
y su sombra en ningún espejo
donde ninguno
soy
 
Amo cuando logro
amar
testarudamente
lo que no sé cómo amar
 
...
 
En un ardido sillón
de tus muslos
no puedo dormir
 
Entonces
levito como un fósforo
 
...
 
Hay demasiados planetas
emigrando
al extranjero
de otra vía láctea
 
Demasiada pobreza en el espacio
 
...
 
Soy a veces
una jodida
o pendenciera nube
deshilachada
en una cárcel
de algún infinito
que no sé cuál es
 
...
 
Escribo porque no sé
por qué escribo
 
  ...
 
 
 
Soy elevado
en el lodo
 
Sucio y sagrado
como el Ganges
el Orinoco
 
...
 
Es mi hijo J
una protuberancia
que apunta
al más allá
de todos los más acá
de mí mismo
 
Pero es mi otro hijo Z
un ave galáctica
la ruta del Fénix en sí
 
Y lo digo
ese otro hijo mío Z
no es de este mundo
 
 
Mis hermanos y yo
nos amábamos
persiguiendo calaveras blandas
en una infancia
que ya no extrañaré
 
...
 
Poeta
 
No me diga nada
ni exalte sus sesos conmigo
 
Sea
aquí
a donde
yo estoy
 
 
 
Ender Rodríguez

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